Tuesday, 17 September 2024
CIUDADANÍA Derechos Humanos Honduras

La Epidemia Incontrolable: feminicidios en Honduras, un grito desesperado por Justicia

En el cruento escenario que dibuja Honduras, las mujeres se ven atrapadas en una batalla
angustiante por sus vidas, donde la marea de feminicidios y muertes violentas amenaza con
devorarlas en un océano de terror. Este informe exhaustivo se sumerge en las profundidades de
la crisis de feminicidios en Honduras, revelando datos escalofriantes y ofreciendo un panorama
desolador de la violencia que azota a las mujeres hondureñas.
Hasta el 30 de noviembre de 2023, los medios de comunicación impresos y digitales en
Honduras reportaron un alarmante total de 369 muertes violentas de mujeres. Sin embargo, esta
cifra es solo la punta del iceberg en una problemática que ha dejado cicatrices indelebles en la
sociedad hondureña. La Universidad Nacional Autónoma de Honduras, a través del
Observatorio Nacional de la Violencia (ONV), ha presentado un informe impactante sobre la
situación de violencia contra la mujer en el país.
Desde 2005 hasta 2022, se registraron 7,095 muertes violentas de mujeres y feminicidios en
Honduras, según datos del ONV. El análisis de estas cifras revela una tendencia preocupante:
después de un pico en 2013 con 636 casos y una tasa de 14.6 por cada 100,000 habitantes
mujeres, se experimentó un descenso hasta 2018. Sin embargo, el año 2019 vio un aumento del
4.7%, y aunque en 2020 y 2021 se registró una disminución, la violencia persiste.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer define la violencia de género como cualquier acción basada en el género que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer. Honduras, sin embargo,
enfrenta múltiples categorías de feminicidios, siendo el homicidio la principal forma de muerte
violenta, con 308 víctimas.
En 2022, se observó una mayor prevalencia de víctimas en áreas urbanas (59%) en comparación
con áreas rurales (39%). Este dato refleja una tendencia alarmante, ya que la violencia urbana,
combinada con altos niveles de percepción del miedo, crea un círculo vicioso. La
culpabilización de las mujeres por la violencia que sufren solo intensifica el problema,
perpetuando estereotipos dañinos y revictimizando a las mujeres, como por ejemplo: Ella se lo
ha buscado por “no haberse separado antes de su pareja”, o “la mataron por beber y
salir mucho de fiesta”, o “mira cómo iba vestida”, “quien sabe en lo que andaba metida”,
y un largo etcera de frases condenatorias que no ayudan a luchar contra la lacra de la
violencia machista.

Del total de municipios con incidencia de muerte violenta contra la mujer (100), 46 superaron
la tasa nacional. Entre los más afectados se encuentran Tambla, Lempira (53.9), San Miguelito,
Intibucá (31.8), Caridad, Valle (24.5), Salama, Olancho (24.2) y San Juan de Opoa, Copán
(20.1).
El informe revela que el feminicidio por delincuencia organizada es la categoría que más
afecta a las mujeres, y en 2022, 17 de los 18 departamentos del país registraron muertes
violentas de mujeres y feminicidios. Cortés encabeza la lista con un preocupante 21.8%,
seguido por Francisco Morazán (14.9%), Olancho (10.7%), Atlántida (6.8%) y Comayagua
(6.8%). Estos datos sugieren que Cortés se ha convertido en el peor lugar para una mujer en
Honduras.
En 2022, las muertes violentas de mujeres y feminicidios en Honduras evidencian la
vulnerabilidad de las mujeres de todas las edades, con un 65.9% de las víctimas en el rango de
15 a 39 años. Este fenómeno violento también impacta a niñas y adolescentes menores de 15
años, con 21 casos, un aumento preocupante respecto al año anterior.
Las violencias que se ejercen en el espacio público a las mujeres parecen tener una continuidad
de aquellas que viven en el ámbito privado: violencias que restringen sus derechos, que se
ejercen sobre sus cuerpos por el solo hecho de ser mujeres, que aún cuentan con un alto grado
de tolerancia social y terminan culpabilizando a las víctimas.
En el año 2022, 194 mujeres fueron víctimas de feminicidios, representando un 63% del total
de muertes violentas. Detrás de estas cifras hay historias de dolor que necesitan ser contadas y,
sobre todo, acciones concretas que impidan que más mujeres pierdan la vida de esta manera.
Un análisis detallado nos muestra que el 40.7% de estos feminicidios, es decir, 79 casos, están
relacionados con la delincuencia organizada. Pero lo más alarmante es que el 25.3% de los
casos quedan sin determinar, dejando a las familias sumidas en la incertidumbre y el
sufrimiento.
Víctimas Desamparadas:
 Las amas de casa siguen siendo las principales víctimas de feminicidios íntimos,
representando el 69.2% del total. Esto evidencia que el hogar, en lugar de ser un refugio,
se ha convertido en un lugar peligroso para muchas mujeres.

 Entre las víctimas, las comerciantes/empresarias también son afectadas, con 3 casos, y
se registró una víctima en las categorías de estudiante, abogada y docente,
respectivamente. La violencia no discrimina, afectando a mujeres de diferentes ámbitos.
Femicidios por Delincuencia Organizada:
 Durante 2022, los feminicidios relacionados con la delincuencia organizada reportaron
79 mujeres víctimas de 10 años y más. Las mujeres de 25 a 34 años son las más
vulnerables, acumulando el 31.6% del total de víctimas en este grupo.
 El arma de fuego es el principal instrumento utilizado en estos femicidios, representando
el 84.5% del total de casos. Desde 2008 hasta 2022, 4544 mujeres perdieron la vida por
el uso de armas de fuego, equivalente al 70.7% del total.
El Observatorio Nacional de la Violencia (ONV), adscrito a la Universidad Nacional Autónoma
de Honduras, demanda la destrucción de armas de uso prohibido, incautadas y entregadas
voluntariamente. Además, propone que el material resultante se utilice para levantar un
monumento en memoria de las víctimas de la violencia armada en Honduras.
Pero el mayor “monumento” debería ser la creación de leyes eficientes y un sistema de
protección del Estado para resguardar la vida de tantas mujeres en peligro. La violencia
organizada en Honduras se ha convertido en un problema de seguridad nacional, y las
instituciones encargadas deben actuar de manera conjunta, dejando de lado discursos vacíos y
cifras de víctimas.
Este informe es un grito desesperado por justicia, un llamado urgente a erradicar esta epidemia
de violencia contra la mujer en Honduras. La realidad es sombría, pero la necesidad de cambio
es más urgente que nunca. ¿Cuántas vidas más se perderán antes de que se tome una medida
efectiva? El futuro de las mujeres hondureñas depende de ello.

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